Durante el descanso de una jornada de siega, un trabajador portugués estaba colgándose de las ramas de un árbol para divertir a la gente, cuando en un momento desafortunado se soltó de las ramas dando con las costillas en el suelo. Mi abuelo le preguntó si se había hecho daño, a lo que el portugués respondió: ¡¡¡Me cago en La Luna!!!.

lunes, 29 de octubre de 2007

¡VOTEN!

Después de que en el concurso de fotografía de la web de Hermisende no aceptaran mis fotos, imagino que por eso de que no las consideraron arquitectura popular, he enviado tres al concurso de la revista Magazine. Así que el que quiera que entre y me vote, si es que les gustan claro, yo no quiero que nadie sea contrario a sus gustos artísticos.
No os puedo dar un enlace a las fotos porque cambia cada vez que alguien envía fotos nuevas, pero podéis entrar aquí y poner en el buscador mi apellido, Ferrero, y aparecerán entre otras. Para que sepáis reconocerlas, os las pongo aquí:

En caso de que os hayan entusiasmado os recuerdo que se puede votar más de una vez y no olvidéis recomendarlas a amigos, vecinos, familiares y chimpancés que sepan apretar teclas.
De propina mientras esperáis nueva entrada, os pongo también las del concurso de Hermisende, así por lo menos alguien las puede disfrutar (o aborrecer, quién sabe):

miércoles, 17 de octubre de 2007

LOS MISTERIOS DE VICTOR SANCIPRIAN

Saludos hermanos señores, hoy, al igual que muchas otras veces, inauguro sección para posiblemente no continuarla jamás. Hoy, el misterio entra en Me Cago en La Luna, y emulando al gran Iker Jiménez, manipularemos la realidad para traerles la verdad, porque como dice el profesor Cornucopia, teniendo imaginación quién necesita pruebas.
En esta ocasión, nos acercaremos a un misterio que mantiene inquietas a no pocas familias, que muchas veces incluso abandonan sus casas presas del pánico. Estoy hablando de...

¡LAS GALLETAS DANESAS!

Para los que no lo sepáis, las galletas danesas, a parte de venir de Dinamarca (supuestamente), son esas galletas que vienen en unas conocidas latas redondas y azules. O al menos eso es lo que debería ocurrir, porque hasta ahora nadie ha visto una sola galleta dentro de esas latas.
Está usted loco señor Sanciprián, diréis, todos tenemos latas de esas en casa. Cierto, pero ¿alguna vez esas latas contienen galletas?. ¡No!, son miles las personas que en momentos de gula han registrado la casa en busca de esa sacarosa ideal para entretener el estómago, y de paso contribuir a que su ciudad supere a Springfield como pueblo más gordo del mundo. Y cuando abren el armario de la cubertería buena... ahí está, la lata de galletas. Pero la decepción y el pánico se apoderan de su alma cuando al abrirla descubren que esa lata no contiene galletas, sino ¡utensilios de costura!. Sí, amigos de lo absurdo, las latas de galletas danesas contienen agujas, bobinas y dedales, nunca galletas. ¿Pero a qué se debe este fenómeno?, nuestro amigo y colaborador JJ Benítez nos lo aclara en este extracto de una entrevista que le hice un día que no había nada en la tele:

A JJ no le afecta el aire del espacio.

¿Cuándo comenzó este fenómeno?.
Yo tuve constancia de él a mediados de los 80, Marty Mcfly aún no conocía a Doc, Alf buscaba nuevos muebles tras los que asomar la mitad de su cuerpo y yo te ceñí la cintura palpando tu faja con garbo y valor, entre olés, ovaciones y aclamaciones de satisfacción.
Por aquel entonces yo intentaba entablar algún tipo de comunicación con los extraterrestres utilizando papel de aluminio y mi viejo cepillo de dientes. Tras dos horas esperando alguna señal me entró gusa y empecé a buscar algo para picar. De tres latas que encontré, una contenía botones, otra tornillos y otra cromos de la Liga de Fútbol de cuando Tendillo todavía jugaba.
De todas las casas que has investigado, ¿te has encontrado alguna vez con al menos un indicio de que alguna lata podría contener galletas?.
Una vez estuvimos cerca, encontramos una lata con galletas, sí, pero finalmente resultaron ser de un surtido Cuétara y no las galletas originales que debía contener la lata.
¿Alguna hipótesis para explicar este fenómeno?.
No me gusta nunca llegar a conclusiones precipitadas, pero diría que han sido los extraterrestres con toda probabilidad, no cabe otra explicación.
¿En qué basa esa afirmación?.
En que escribo libros más gordos que el cuello de Fernando Alonso y por lo tanto no puedo estar equivocado.
¿No podría estar provocado por los propios habitantes de la casa, que utilizan esas latas para guardar cosas?.
Yo es que siempre he sido seguidor de la filosofía de Ockham, así que si he de elegir entre esa teoría y la de los extraterrestres, me quedo con la de los extraterrestres.

Yo mismo he hecho mis investigaciones en mi propia casa como podéis ver aquí:

LATA I
Ubicación: Armario de la vajilla.
Contenido: Pastas zamoranas.

LATA II
Ubicación: Despensa.
Contenido: Nada.

Pues como podéis ver, se confirma que es prácticamente imposible encontrar latas de galletas danesas con galletas danesas en su interior. ¿Y en vuestras casas?, ¿se da este fenómeno?.

jueves, 4 de octubre de 2007

SUPERMAN: IDENTIDAD SECRETA


Más de uno sabréis que no me gusta demasiado el boy-scout de acero. Cuando era pequeño la verdad es que alucinaba con él, siempre a la espera de que pusiesen la película en la tele. Pero cuando vas creciendo te das cuenta de que es un personaje muy poco interesante (y que lo de hacer girar la Tierra en sentido contrario es una gilipollez, por mucha metáfora que le busquen algunos). Lo han hecho taaaaan poderoso que se tuvieron que inventar la kryptonita para poder hacerle daño. Y claro, al ser tan poderoso, no usa demasiado la cabeza, pa' qué, si empujando al malo contra una pared es suficiente. Que eso es otra cosa que aborrezco de Superman, si os fijáis, sobre todo en series como Smallville o Lois & Clark, Superman siempre acaba con los malos empujándolos contra una pared. Normal, si es que como les de un puñetazo los revienta y las vísceras no son para todos los públicos.
Pero vamos a lo que vamos. Recientemente he leído un cómic de Superman escrito por Kurt Busiek, autor que ya me enganchó con Las historias jamás contadas de Spiderman, llamado Superman: Identidad Secreta, y francamente, me pareció muuuuy bueno.
¿Que qué tiene para que me haya gustado tanto?. Pues principalmente el planteamiento: ¿qué ocurriría si en el mundo real apareciese un hombre con los mismos poderes que Superman?. Y estoy hablando del mundo real, real, en el que vivimos tú y yo, el mundo en el que jueces secuestran revistas que critican a la monarquía pero dejan que violadores sin rehabilitar salgan en libertad.
La historia empieza en un pueblo de Kansas, en el que un matrimonio apellidado Kent tienen un hijo, y como son unos cachondos que no veas, piensan que será gracioso ponerle al niño Clark. Cuando el zagal va siendo mayor se cagará en sus padres y su puñetera idea, ya que sus compañeros del jai escul no paran de cachondearse de él. Y para colmo sus cumpleaños no son mejores, ya que su familia piensa que por llamarse Clark Kent le encantan los comics de Superman, así que todos los años le regalan merchandising del cachitas azulado, merchandising que él almacena en el armario sin prestarle más atención. Hasta que un día en el que decide acampar en el monte, descubre al despertar en su saco de dormir que está ¡flotando a varios metros de altura!, ¡válgame Cristo!. Después de darse cuenta de que tiene los mismos poderes que Superman se pondrá un disfraz del susodicho, que fue uno de esos regalos de los cansinos de sus familiares y saldrá a hacer lo que suele hacer Superman, echar una mano en catástrofes. Así el comic nos llevará por la vida de Clark desde su niñez a su vejez con los conflictos y dilemas que le provocan sus poderes.
Pero a parte de eso, ¿qué es lo que le diferencia del Superman "ficticio"?. Pues en primer lugar que este es algo más realista. Por ejemplo: todos conocéis el método cutre que usa Clark para ocultar su identidad, sí, ¡ponerse gafas!. Pues bien, el Clark de este cómic actúa siempre a toda velocidad y procurando que no le vean. También usará gafas, pero más para reforzar esa manera de ocultarse que como "disfraz" principal. Esas apariciones fugaces hacen que en el mundo de este cómic, Superman no sea más que un rumor comparable a las manipuladas historias de Iker "La verdad está ahí fuera" Jiménez y no alguien que concede entrevistas y posa para los medios. Otra pequeña diferencia es que este Superman no es totalmente invulnerable, aunque eso sí, el ataque debe llevar muchísima energía para poder acabar con él. Así que no es necesario el recurso de la kryptonita.
Hay otro aspecto que me gustó, del que no hablaré demasiado por si queréis leerlo. Sólo decir que esa típica imagen del Superman patriotero en plan: "no le defraudaré señor presidente", queda aquí dada la vuelta.
Ya para terminar no quiero olvidarme de comentar que los dibujos corren a cargo de Stuart Immonen. La verdad es que yo no soy experto en cómics y no le conocía, pero como podéis comprobar en las imágenes, hace un gran trabajo, con dibujos que casi parecen fotografías coloreadas. Sin duda este realismo en el dibujo es necesario a la hora de contrastarlo con las viñetas en las que aparece el cómic original de Superman. La única pega que le veo es que a veces los personajes se parecen tanto entre sí que se confunden. Aunque puede que sea que mi cerebro no procese bien la información, supongo que nunca lo sabremos.
Hala criaturas, si os ha interesado leedlo, que no tiene desperdicio.